¿De qué hablamos cuando decimos “globalización”? Según la definición en Wikipedia la globalización es un proceso fundamentalmente económico que consiste en la creciente integración de las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial. Esta forma de producción capitalista mundial está defendida por el neoliberalismo a través de sus organismos internacionales.
Ahora bien, hasta el padre del Liberalismo, Adam Smith que concebía la idea de la existencia de una especie de “mano invisible” reguladora del libre mercado, sabía que en ese modelo había gente que quedaba excluida, y que era necesaria la construcción de una red de contención social.
Siempre que pienso en esta exclusión pienso en el juego de las sillas. ¿Lo recuerdan? Se ubicaba en el salón un número menor al número de participantes, entonces siempre había alguno que se quedaba parado y era excluido del juego.
El neoliberalismo no contempla en su plan a quienes quedan “parados”; quedan excluidos de todo. No es que no pueden tener un auto; no es que no pueden comprarse una linda casa. ¡Quien no tiene salario no tiene posibilidades siquiera de comprar un kilo de pan!
Keynes también lo decía, en épocas de crisis, el capitalista, guarda su dinero o lo invierte en la especulación en vez de en la producción. Baja las persianas de su industria, fábrica, negocio y deposita el dinero en un plazo fijo esperando mejores tiempos. Pero el trabajador no puede poner a plazo fijo su fuerza de trabajo. Quedarse con la fuerza de trabajo en su bolsillo es no cobrar a fin de mes.
Paradójicamente, el consumismo desmedido al que llegan las sociedades capitalistas, generan costos que se “socializan” sin el consentimiento de las sociedades. ¿Qué quiero decir con esto? Por ejemplo, existen en las grandes ciudades, cada vez más líneas de colectivos, que tiran al aire las emanaciones de sus caños de escape. Las ganancias llegan a los dueños de las empresas pero los costos .¿no los pagamos todos cuando respiramos? Hasta el más pobre que tal vez no tenga ni una moneda para viajar en alguno de esos colectivos paga el costo de respirar el aire lleno de dióxido de carbono.
Tal vez hasta sean las clases menos favorecidas quienes pagan la proporción mayor de esos costos.
Creo que es hora de que como sociedad reflexionemos acerca de cómo construir una comunidad más inclusiva y más justa para todos.
Por Lic. Marcela María Etchebehere
Ahora bien, hasta el padre del Liberalismo, Adam Smith que concebía la idea de la existencia de una especie de “mano invisible” reguladora del libre mercado, sabía que en ese modelo había gente que quedaba excluida, y que era necesaria la construcción de una red de contención social.
Siempre que pienso en esta exclusión pienso en el juego de las sillas. ¿Lo recuerdan? Se ubicaba en el salón un número menor al número de participantes, entonces siempre había alguno que se quedaba parado y era excluido del juego.
El neoliberalismo no contempla en su plan a quienes quedan “parados”; quedan excluidos de todo. No es que no pueden tener un auto; no es que no pueden comprarse una linda casa. ¡Quien no tiene salario no tiene posibilidades siquiera de comprar un kilo de pan!
Keynes también lo decía, en épocas de crisis, el capitalista, guarda su dinero o lo invierte en la especulación en vez de en la producción. Baja las persianas de su industria, fábrica, negocio y deposita el dinero en un plazo fijo esperando mejores tiempos. Pero el trabajador no puede poner a plazo fijo su fuerza de trabajo. Quedarse con la fuerza de trabajo en su bolsillo es no cobrar a fin de mes.
Paradójicamente, el consumismo desmedido al que llegan las sociedades capitalistas, generan costos que se “socializan” sin el consentimiento de las sociedades. ¿Qué quiero decir con esto? Por ejemplo, existen en las grandes ciudades, cada vez más líneas de colectivos, que tiran al aire las emanaciones de sus caños de escape. Las ganancias llegan a los dueños de las empresas pero los costos .¿no los pagamos todos cuando respiramos? Hasta el más pobre que tal vez no tenga ni una moneda para viajar en alguno de esos colectivos paga el costo de respirar el aire lleno de dióxido de carbono.
Tal vez hasta sean las clases menos favorecidas quienes pagan la proporción mayor de esos costos.
Creo que es hora de que como sociedad reflexionemos acerca de cómo construir una comunidad más inclusiva y más justa para todos.
Por Lic. Marcela María Etchebehere
1 comentario:
Muy bueno!!
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